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Biografía (스페인어)

“Andrew Carnegie: Hábitos, comida y amor de los más ricos del mundo”

by 황금냥진콩 2025. 9. 15.

 

 

Andrew Carnegie – Una filosofía más fuerte que el acero (1835.11.25–1919.8.11)
Andrew Carnegie – Una filosofía más fuerte que el acero (1835.11.25–1919.8.11)

 

 

 

 

 

Andrew Carnegie – Una filosofía más fuerte que el acero (1835.11.25–1919.8.11)

Fundador: Carnegie Steel Company, Keystone Bridge Company
Ex cargo: Superintendente del Ferrocarril de Pensilvania, Mensajero telegráfico de la Oficina de Telégrafos de Pensilvania


Los grandes hábitos de los más ricos del mundo

Andrew Carnegie nació como hijo de un pobre inmigrante escocés. A los 13 años comenzó a trabajar en una fábrica textil, pero consideró el autodesarrollo como el hábito más importante de su vida. Cada día se dedicaba a leer en bibliotecas, tomar apuntes, hacer preguntas y participar en debates que agudizaban su intelecto.

En su juventud, mientras trabajaba en la Compañía de Ferrocarriles de Pensilvania, Carnegie ganó la confianza de su superior, Thomas A. Scott, en gran parte gracias a su diligencia y su constante búsqueda de conocimiento. Carnegie previó el inmenso potencial de la industria del acero, comenzó con pequeñas inversiones y finalmente fundó Carnegie Steel, que se convirtió en la mayor compañía productora de acero del mundo.

Su filosofía de gestión era simple pero poderosa: “Da a las personas oportunidades y deja que trabajen por sí mismas.” En lo personal, vivía con una notable frugalidad y dedicó la mayor parte de su fortuna a la filantropía, convencido de que la riqueza debía usarse para beneficiar a la sociedad y no solo al individuo.


Hábitos alimenticios y de mesa

Carnegie nunca buscó comidas lujosas. En cambio, prefería comidas simples de pan y verduras en lugar de carne. Esta elección no era solo por salud, sino también por su convicción de que “el deseo excesivo nubla la mente.”

A menudo comía en los mismos comedores que sus trabajadores, compartiendo las mismas comidas para crear un sentido de unidad. Fue abiertamente crítico con la cultura de despilfarro de los ricos, que comían en exceso y desperdiciaban comida. Incluso en banquetes lujosos, Carnegie insistía en platos modestos, enfatizando que la comida era un medio de energía, no de ostentación.

A través de estos hábitos, encarnaba su creencia: “La vida debe ser simple, y la verdadera satisfacción proviene del interior.”


El amor y la filosofía de las relaciones humanas

En su juventud, Carnegie pospuso el matrimonio, concentrándose únicamente en el crecimiento personal y los negocios. No fue hasta los 51 años que se casó con Louise Whitfield, 22 años menor que él. A los 62 años, él y Louise recibieron a su única hija, Margaret Carnegie Miller.

Su relación fue más que un matrimonio; fue una asociación construida sobre un sentido compartido de misión social. Carnegie trataba a todas las personas por igual, ya fueran aristócratas o trabajadores, siempre que fueran sinceros y dedicados.

Sus proyectos de bibliotecas, por ejemplo, surgieron de su convicción de que “todos deberían tener la oportunidad de aprender.” Gracias a su dedicación a la filantropía y la reforma social, aún hoy es recordado como un empresario con un legado positivo. En el amor y en las relaciones, Carnegie creía en la profundidad más que en la rapidez, en la sinceridad más que en el cálculo, y en la constancia más que en el cambio.


Lecciones que podemos aprender

Una de las frases célebres de Carnegie fue: “¿Por qué buscas hacerte rico?” Para él, la riqueza nunca fue el objetivo final. Era una herramienta para brindar oportunidades a otros mediante la sabiduría y la influencia.

Las lecciones que nos dejó son eternas:

  • Aprende todos los días.
  • Vive con humildad y frugalidad.
  • Ama con sinceridad.
  • Y si tienes éxito, devuélvelo a la sociedad.

Quizás el verdadero valor que deberíamos admirar no sea la riqueza que acumuló, sino la manera en que eligió usarla.

(De hecho, Carnegie donó más del 90% de su fortuna, ayudó a prevenir la guerra entre Estados Unidos y España y fundó la Carnegie Endowment for International Peace. Sigue siendo un símbolo del uso de la riqueza personal para el bien común.)

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