Steve Jobs (24 de febrero de 1955 – 5 de octubre de 2011)
Expresidente del Consejo de Administración de Apple / Exdirector de The Walt Disney Company
Rutina diaria y filosofía sobre el dinero
Steve Jobs es recordado no solo como un empresario, sino como un ícono de la “innovación”.
A través de Apple, Pixar y NeXT, la filosofía que forjó no trataba de productos simples, sino de vender una “experiencia”. Sin embargo, su rutina diaria era sorprendentemente simple y tranquila. Comenzaba sus mañanas con meditación, y el suéter negro de cuello alto y los jeans que siempre usaba —aparentemente sin preocupación— eran la imagen misma de Jobs y reflejaban su forma de vida frugal. Para evitar desperdiciar energía y tiempo en decisiones innecesarias, su armario contenía solo ropa idéntica; su estilo de vida era un “minimalismo” extremo.
No le gustaban los informes innecesarios en las reuniones y valoraba la intuición. Se dice que Jobs tomaba decisiones basadas en la emoción, el diseño y las reacciones de los usuarios más que en los números. Más que en innumerables juntas o presentaciones de PowerPoint, daba mayor importancia a la pregunta concreta y sensorial: “¿Esto realmente conmoverá a la gente?”
También era muy sencillo con respecto al dinero. En su juventud tuvo muchas fantasías sobre la riqueza, pero con el tiempo llegó a creer que “el dinero es solo una herramienta”. De hecho, incluso después de convertirse en multimillonario, mantuvo una vida frugal y nunca presumió de sus bienes. Bajo la filosofía de que “los activos más valiosos son el tiempo y la creatividad”, dedicó su energía únicamente a productos que dejarían una huella en el mundo.
(De hecho, Apple conmovió profundamente a los usuarios y creó una base de admiradores leales; incluso hoy muchas personas aman Apple, imitan su estilo y lo recuerdan.)
Comidas favoritas y los valores contenidos en su manera de comer
Steve Jobs también fue famoso por sus hábitos alimenticios extremos. En su juventud fue frugívoro, y hubo periodos en los que vivió solo de zanahorias y manzanas. Se dice que este antecedente influyó parcialmente en el nombre de la empresa Apple, lo que demuestra qué tan comprometido era con el vegetarianismo. Consideraba la alimentación como una filosofía vinculada a su identidad; el acto de “poner algo en la boca” iba más allá de la simple nutrición, convirtiéndose en una purificación espiritual y una expresión de voluntad.
(Aunque esa intuición podía estar alineada con su filosofía, también lo llevó a rechazar tratamientos médicos tempranos, lo cual, según se dice, contribuyó tristemente a su fallecimiento prematuro.)
A veces comía solo una vez al día o ayunaba para mantener la concentración. Especialmente cuando había un proyecto que requería enfoque, mantenía su mente clara consumiendo solo agua y frutas durante varios días. Incluso durante las comidas, si se le ocurría una idea, se detenía, tomaba notas o llamaba a un miembro del equipo para darle una retroalimentación concreta.
También se dice que evaluaba la sinceridad de los demás en la mesa. A partir del modo de comer, la mirada y la actitud del otro, buscaba leer su “esencia”, y esto a veces funcionaba como una especie de prueba al formar equipos o elegir socios. Para Jobs, la comida no era un simple consumo, sino una forma de “autodisciplina”, incluso una especie de práctica espiritual.
Filosofía del amor y las relaciones humanas
Las relaciones de Steve Jobs eran complejas pero sinceras. Como era extremadamente honesto con sus emociones, a veces lastimaba a quienes lo rodeaban con palabras y acciones duras. Pero muchos dicen que esto se debía a su “obsesión por la perfección”. Exigía de los demás el mismo nivel de entrega que esperaba de sí mismo, lo que en ocasiones generaba conflictos severos; sin embargo, al final se demostró a sí mismo mediante buenos resultados nacidos de esos procesos.
En el amor, después de altibajos con una pareja de largo tiempo, se casó, y en su relación con sus hijos mostró un lado muy humano. En particular, la manera en que más tarde reconoció a su primera hija, Lisa —a quien al principio no había reconocido— y trabajó para reconstruir la relación, es recordada por muchos como una escena que revela su cambio y complejidad interior.
Incluso el perfeccionista consumado finalmente aprendió a aceptar la imperfección. Dijo: “Las personas pueden cambiar en cualquier momento”, y cerca del final de su vida se esforzó por reconciliarse con quienes lo rodeaban. Incluso postrado en cama en su etapa final, pasó tiempo con su familia y les dijo a sus hijos: “Hagan lo que hagan, el amor no cambia”.
Lecciones que las personas modernas pueden aprender
Como otras figuras célebres, Steve Jobs no fue solo un empresario tecnológico; quizá fue alguien que propuso un “modo de vida” en sí mismo. Su filosofía sigue inspirando a innumerables emprendedores, diseñadores y artistas, y la pregunta que planteó —“Si hoy fuera el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que estoy haciendo hoy?”— puede ser un mensaje que nos muestra lo que realmente importa en la vida.
No fue una persona perfecta ni recorrió un camino fácil hacia la cima, pero su sincero deseo de hacer las cosas más bellas se ha convertido en un gran regalo del que seguimos beneficiándonos. Lo que podemos aprender de su vida no es solo una historia de éxito, sino el valor de entregarse por completo a lo que uno realmente ama y de intentar dejar una huella significativa.
Al mirar atrás, podemos preguntarnos: “¿Lo que estoy haciendo ahora es realmente lo que quiero?” ¿Alguna vez he estado completamente inmerso en ello, y lo estoy ahora?
¿Estoy haciendo lo que amo? ¿Alguna vez me he absorbido tanto en lo que amo que no veía nada más?
En Corea, es una historia que se siente aún más admirable.